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Mostrando las entradas etiquetadas como Isis

Esa Estrella

Vagando por el Firmamento, esa Estrella, hace tiempo que no la veo. En brazos de un gran Lucero, esa Estrella, oculta su tintineo. La Estela que va dejando, esa Estrella, a esa..., a esa sí que la veo.

Hay algo más allá del Amor, lo sé

  Venía yo albergando la convicción de que el Amor es el máximo estado de gracia al que se puede aspirar en la vida, pero de un tiempo a esta parte estoy experimentando algo nuevo para lo que todavía no tengo nombre, no sé muy bien cómo identificarlo, y tengo que prepararme a conciencia, ¿practicando la meditación?. Podría decir que es algo así como la aproximación a un estado de plenitud espiritual alcanzado a través de la aceptación de que las limitaciones que nos impone el Amor: inseguridad, incertidumbre,  celos, cansancio, e infidelidad; han desaparecido para siempre. Trataré de explicarme mejor.  Si estar enamorado fuera como conducir tu clásico Mercedes Benz color índigo en  un precioso atardecer de verano, con el bosque de un lado y del otro el océano , escuchando los coros de The Great Gig in The sky, o la póstuma invocación materialista de mi adorada Janis Joplin, a toda mecha ;  pero los baches de la carretera, y sus numerosas curvas no te dejaran percibirlo y disfrutarlo p

Un diamante sobre su cabeza

¿ Habrá hoy una estrella tan próxima, a la que rogar un destello fulgurante , que le alcance en la noche óptima , y sobre  su cabeza brille un diamante ?   ¿Podré cumplir mi voluntad legítima, y vivo encontrarme delante; pues, tras una existencia ubérrima, mi vida haya durado bastante ?   ¿Podrán contener mis ojos la lágrima, para logra r mi sueño constante, y por vez, única y última, contemplar nítido su bello semblante?                                                           Phineas Theron, 2021

Haiku #30

Seda y cobre, bella, serenísima, inspiración.

El Testamento de Marilyn Monroe

  No me cansaré nunca de hablar bien de esta persona. En 1961 Marilyn Monroe compró su primera y última casa. Una modesta hacienda con 244m2 construidos con paredes de estuco blanco, y cubierta de tejas mediterráneas,  levantada en 1929 al final de un callejón  sin salida, el  "5th Helena Drive", en  el barrio amurallado de Brentwood,  Los Ángeles. Después de regatear, pagó por ella poco más de 80.000 dólares. A la postre, un pedazo de tierra con una caseta donde cayó muerta. Marilyn no decoró su casa, puede que no le diera tiempo; quizá nunca tuvo tal intención. Sólo los locos fanáticos piensan en mausoleos. Cuando murió, gracias a su trabajo y su personalidad, había acumulado una fortuna en dinero, joyas y ropa que  hoy equivaldría a unos 30 millones de dólares, y la casa de 80.000. Muchos de ustedes la superan sobradamente en valor inmobiliario; ¿habiendo aportado qué, a la humanidad? El legado de Marilyn no fue sólo el valor mobiliario que atesoró con el único propósito d

Reflexiones. De la serie el Odio, el Amor; el Bien y el Mal: el Amor

 El Amor. Amar. Estoy seguro que la primera vez que conjugué en primera persona el verbo amar fue cuando, siendo aún un niño, hice mío el primer mandamiento de la IC. Así es como algunos creen que se perpetúa un imperio, inculcando el amor al emperador desde la tierna infancia. Conmigo no lo consiguieron. El Amor no se inculca, no se vende, ni se compra, no se adopta, se enseña, ni contagia. El amor es un Estado de Gracia, inalcanzable a no ser que él nos alcance, y siempre lo hace de cara, es decir: viene a nosotros, y lo hace desde otra persona; a veces, sólo a veces, de forma recíproca, y entonces la Gracia es Apoteósica. A mí me ha alcanzando en tres ocasiones:  La primera fue el Amor a la Vida, que se unió a mí para siempre en cuanto vi la luz del día brillando en los ojos de mi madre.  La segunda, apoteósica, el Amor Carnal, que me hizo padre y esposo, por ese orden; y aquí está todavía creciendo entre nosotros dos, cuatro; bueno ahora, con Valentina, cinco...  La tercera; la ter

Soy una cárcel

Yo soy la jaula, tú el jilguero. Soy una cárcel, tú mi prisionero. ¿Qué grave delito, merece tu encierro? No fue derramada la sangre, ni distraído el dinero. No se perdió el fuero, ni se mermó el granero. No sufrió la carne, por un mal deseo. No se insultó al ídolo, ni lo arrasó el fuego. ¿Qué monstruo merece, semejante destierro? ¿Será que tanto te temo? ¿Será que de miedo muero? Será que por ti podré, perder lo que más quiero. Si fueras libre y  lisonjero , pájaro  volandero . Volando llegara a verte, lejos de mi sendero. Formando otro nido, en corazón ajeno. Yo soy la jaula. Yo soy el jilguero. Yo soy la cárcel, y el prisionero.                                       Phineas Theron, 2021

Isis desvelada

En el lago de Aquerusia,  nao Argo varada;  por salir del fango,  a Circe, la Maga, invoqué,  y al arcángel Mijaíl,  mensajero de Ananké,  y a buscar su ayuda, confiado envié. En la orilla del Aqueronte,  de soldado uniformada; teñido tu kranos de albo, de  Circe hoplita imaginé , y bajo la túnica añil, tu cuerpo  entero adiviné,  y un bregar de amazona, admirado hallé. A orillas del lago Aquerusia,  en audaz cargo enrolada; por hacer del oceánide manso, salmo a Demócrito oficié, y con  tus prodigios mil,  domar al Tritón, logré, y con cargar de su grupa, ya ilusionado soñé. En el lago de Aquerusia,  por tercera vez digo avistada; temeroso de tu sublime encanto, al palo mayor me até, y en ritual kandil, tras la puerta de Corinto, un punyal encontré, y con él de mi atadura, cortando el cabo escapé. A orillas de río Aqueronte,  en truco  de  mago empleada; por ti me quedara en blanco, mas, del engaño de Circe, me percaté, y de su embrujo febril, cabezón desperté, y a

¡¡Gracias Madre Tierra!!

Ayer cumplí 57 años. Mi existencia es cada día más intensa y excitante, no dejo de adquirir experiencias sorprendentes, últimamente incluso sobrenaturales.  Recientemente visitamos el Templo de Iguacel. Conocía, reconozco que con escepticismo, su fama de antena emisora de energía telúrica, quizá no tanto como mi complejo por no reconocerme con la estatura deseada; pero lo que no me esperaba era que lo primero pudiera actuar sobre lo segundo, y que una fuerza de origen no explicado me concediera el favor de experimentar la sensación de ser más alto, y que ésta pudiera perdurar en el tiempo.  Ocurrió el prodigio mientras nuestro hijo nos tomaba una fotografía con un "samart-phone" posando bajo el pórtico de la puerta cerrada del Templo. Enseguida corrimos a ver el resultado, pues nos encontrábamos muy a gusto y deseábamos ver cómo habíamos salido; y... ¡Oh, sorpresa! en la foto salimos muy bien, rejuvenecidos, y ¡más altos! Una "aberración" imposible para una toma dig

Mi rincón en el Paraíso

Hay un lugar en el Paraíso que me pertenece, pero al que nunca iré, ni siquiera en sueños. Nací demasiado pronto. Cuando el Arquitecto estaba diseñando la Casa donde nació el arquitecto que construye mi paraíso, yo ya estaba condenado a no ir al Cielo. Tengo la seguridad de que ese pequeño lote, con su praderita aterciopelada, que se extiende hasta los roquedos que coronan las colinas que lo circundan, y hasta el bosque perenne que cobija los helechos frondosos donde,  al arrullo del agua que brota cálida de su única fuente, la de la Vida,  podrían descansar mis sueños si fueran inocentes; me corresponde. Ese rinconcito recóndito, donde brilla la luz cuando para mí entra la noche, es mío. No lo compré, no me fue regalado, no lo heredé; lo gané con mi devoción y mi adoración a la Hacedora de todos los bienes. Es doloroso no verlo al amanecer, no oler sus flores, no oír el canto de sus pájaros, no sentir el suave tacto de su hierba tostada mientras canto mis alabanzas.  Casi siempre lo i

Oración

De ti procede el fuego que cada mañana prende de la vela la llama que alumbrará mi jornada; y cada noche, cuando el aire viciado de mi aciaga existencia la apaga, mi último pensamiento, esa brasa inquietante que pervive dentro de su pábilo un instante, hasta dejarlo negro y humeante, también es parte de ti. Aleja de mí la noche en que pensaré por última vez en ti, y que traerá la mañana en que tu fuego no se acercará nunca más a mí. Phineas Theron, 2020

Mariposas en el estómago.

¿Tienes mariposas en el estómago? No las dejes escapar, con ellas volará tu infancia. No sientas lástima por ellas; fuera acabarán devoradas por el dulce pájaro de la juventud. Busca una buena causa para que vuelvan a tu estómago, en ningún otro lugar serán tan libres, y tú con ellas aleteando dentro revoltosas.

Un pececillo de agua dulce

Si el amor es el mar salado,  un pececillo de río, es el rapsoda despechado; nadando encerrado, en cristalino buétago,   e inmerso a la deriva, en el pacífico piélago;  que con el vibrante ritmo, de su verso mal rimado, el cristal de su pecera, intenta ver quebrado.  Phineas Theron, 2020

Un regalo para ti: la Libertad

Mañana el Sol se asomará a tu ventana, si busca curioso entre tus sábanas, permítele. Mañana el Sol te susurrará sin palabras: - Despiértate. No le muestres tu mirada, pero contéstale. Mañana el Sol te llamará por tu nombre: - ..... Levántate. No temas por la cera de tus alas, y en toda tu blancura, despliégate. Mañana el Sol tocará en tu ventana, ábrele; y un ejército de infantes dorados, se arrodillará ante ti. Mañana el Sol entrará en tu casa, y te dirá: - Mírame. No le ofrezcas tus ojos, pero mírale. Mañana el Sol acariciará tus alas, y te preguntará: - ¿Por qué? No le tengas miedo, y eso que nadie sabe, cuéntale.   Mañana el Sol te tenderá su mano, y traerá un regalo para ti, y con sus rayos de fuego, purificará en Mundo hasta el otro confín. Mañana el Sol se levantará aún más temprano, y lo habrá hecho por ti, y pronto tus pies y tus alas te llevarán, allá donde quieras ir. Mañana el Sol entrará por tu ventana. ¡Despiértate!   P

Rumbo a Eea. La estrella fugaz

Todavía con las palabras de la Stella Polaris resonando en mi mente: "dónde tu corazón te pueda llevar", hoy no he detenido mi singladura hasta bien entrada la noche. Navegando bajo las estrellas, apenas sosteniendo el timón de mi querida Penélope, pues me temo que ella sabe mejor que yo hacia dónde voy, he aprovechado el viento favorable en previsión de la tormenta que está por llegar. La luna, apenas incipiente y cubierta por un velo que augura la tempestad, dejaba ver todo el Firmamento, hasta dónde el mar lo devora bajo su velo negro. Entonces se ha cumplido el mejor augurio, he visto una estrella fugaz, que ha recorrido la Vía Láctea a velocidad de vértigo, partiendo en dos el Tiempo, de un lado el Pasado, del otro el Futuro, ella y yo en el efímero Presente. ¿Cómo detener en mi retina, lo que tan rápido ha ocurrido? ¿Cómo asimilar tanta belleza, bajo tan gran sorpresa? Admirado por el espectáculo celestial, no he tenido tiempo de formular un deseo, pero no im

Rumbo a Eea 7. Stella Polaris

Llevo varias jornadas navegando rumbo a Oriente, y ya no miro hacia Ítaca. De día, Pelagos se sacrifica complaciente ante los deseos de Poseidón, abriendo sus carnes bajo el filo cortante de Penélope, y sangrando borbotones de espuma de mar, que dejan una estela plateada tras de mí. De noche, incapaz de guardarme rencor, me acuna y me arrulla, para que mis sueños lleguen antes que yo, allí donde han de anunciar mi llegada.  Sin embargo, esta noche de luna nueva, tras una breve cabezada al atardecer, al levantarse el telón de mis ojos, el espectáculo de la Vía Láctea es tan impresionante, que ya no he vuelto ni a parpadear. Observo el Firmamento, esperando ansioso sus destellos, sus ausencias y reapariciones, sus cambios de color apenas perceptibles, sus rayos azules fulminantes y fugaces. Lector infatigable del cielo nocturno, he aprendido a interpretar los mensajes estelares. Las estrellas conversan entre sí y conmigo, por lo que me siento feliz y privilegiado. Me cuentan pr

Bajo el volcán

Fragua de azabache y rubí, de tu torso flameado, quedó mi deseo incendiado, y bajo la campana de Vulcano, la segunda vez que te vi. Prendido mi espíritu por ti, ahí quedó iluminado, mas, con mi cuerpo aventurado, y por tu fuego amenazado, del volcán corriendo huí. A salvo me sentí, de tu presencia alejado, y sin pena por morir abrasado, mas, aun creyendo el fuego apagado, sus brasas crecían dentro de mí. Mi oposición consumí, sin ese magma haber sofocado, de voluntad enajenado, ya sin peso del pasado, y con mi vacío iluminado, a inmolarme en ti, sucumbí. Fragua de azabache y rubí, volcán inflamado, la segunda vez que te vi.

Rumbo a Eea. 6 La respuesta.

Apenas comprendí lo que, inconscientemente, había hecho mientras dormía, el arrepentimiento se apoderó de mí. Había deseado formular en mi último mensaje tantas preguntas que ya no estaba seguro de cuál había elegido; quizá la menos apropiada, tal vez una mezcla ecléctica e incomprensible de muchas. Me apresuré a buscar la botella escudriñando en la niebla. ¿Estaría a tiempo de recuperarla? Como había calma, no podría haber ido muy lejos; efectivamente, un rayo de sol milagrosamente intenso como para atravesar la calígine la hizo refulgir verde esmeralda apenas a veinte brazadas de mí. Temeroso de que volviera a desaparecer tras la vapososa cortina de mi indecisión, hice una temeridad: até un cabo entorno a mi cintura, lo amarré al palo de mi falúa, y, del mismo modo que vine a este mundo, ingresé en el gélido reino de Poseidón. Cuando hube sacado la cabeza del agua la niebla era tan densa que no podía ver barca ni botella, sólo desolación a mi alrededor. Nadé en todas las direcc

Rumbo a Eea. 5 El sueño de Helios

Tuve un sueño:   Incapaz de decidir si meter el mensaje que sostenía en mi mano izquierda dentro de la botella vacía que sostenía con la derecha, p asé horas con un corcho mordido entre mis dientes.  A gotado por la duda, me quedé dormido. Soñé que mi adorada Penélope y yo visitábamos a Zeus, el Padre. El recolector de nubes había atraído hacia sí toda la niebla de mi interior, llamándome a su presencia.   Nos esperaba sentado en su trono. Con sus pies cubiertos por una bruma que me llegaba a la cintura, lucía majestuosamente y con aspecto renovado. Había cambiado de aposento. En éste, a pesar de la niebla, el naos aparecía más luminoso, seguramente por estar orientado hacia el mediodía. Agradeció nuestra visita. Sin más preámbulos, conocedor de todos mis deseos, me dijo: - Si quieres ver a Helios tendrás que subir a lo más alto del monte Athos, allí donde la niebla de tu incertidumbre no alcanza. Obedecimos de inmediato. Ascendimos hasta allí donde mi niebla se convertía en la

Rumbo a Eea. 4 El último mensaje

Un navegante perdido a la deriva no es un náufrago, así pues: ¿qué sentido tiene enviar mi último mensaje desesperado en una botella?  Aunque fuera hallado, ¿cómo podría recibir ayuda alguien que no está en ninguna parte de forma continua?  Pero es que mis mensajes no buscan mi rescate, si no que vuelvan mansos a la lejana costa de Eea, allí donde permanece náufraga la razón de mi existencia. Sé que otras botellas llegaron, lo sé porque cuando me encontraba en tierra volvieron algunas respuestas traídas por el viento de la mañana. La última sembró en mi conciencia dos semillas: la de la ilusión, y la de la duda, que nació antes y creció enseguida, obligándome a tomar mi barca y adentrarme sobre el reino de Poseidón; desde entonces espero más respuestas; mas, si éstas vienen empujadas por el viento del Sol Naciente, ¿cómo habrían de alcanzarme, si se alejarían más cuanto más la vela empujara mi barca? Por eso permanezco a la deriva, con el palo desnudo, y mi cuerpo sin abrigo, espera