El Testamento de Marilyn Monroe

 No me cansaré nunca de hablar bien de esta persona.


En 1961 Marilyn Monroe compró su primera y última casa. Una modesta hacienda con 244m2 construidos con paredes de estuco blanco, y cubierta de tejas mediterráneas,  levantada en 1929 al final de un callejón  sin salida, el "5th Helena Drive", en el barrio amurallado de Brentwood,  Los Ángeles. Después de regatear, pagó por ella poco más de 80.000 dólares. A la postre, un pedazo de tierra con una caseta donde cayó muerta.


Marilyn no decoró su casa, puede que no le diera tiempo; quizá nunca tuvo tal intención. Sólo los locos fanáticos piensan en mausoleos.


Cuando murió, gracias a su trabajo y su personalidad, había acumulado una fortuna en dinero, joyas y ropa que hoy equivaldría a unos 30 millones de dólares, y la casa de 80.000. Muchos de ustedes la superan sobradamente en valor inmobiliario; ¿habiendo aportado qué, a la humanidad?


El legado de Marilyn no fue sólo el valor mobiliario que atesoró con el único propósito de repartirlo en su testamento del modo que creyó oportuno, y pensando sobre todo en su exigua familia. ¿Por qué si no una mujer tan joven habría de hacer testamento?

 

Luego están las joyas, la ropa exterior e interior, que deseó regalar a sus supuestas amistades, y que una legión de "gazzas ladras" se dedicaron a saquear con la inmanente fragancia número 5, y el calor de su cuerpo todavía presentes. 


No lo fue su obra cinematográfica que las envidiosas de ambos géneros no se han cansado de difamar bajo el cínico precepto de: "rubia tonta, pero en el fondo lista". ¡Qué hipócritas!


Marilyn no era ni más tonta ni más lista que cualquiera de nosotros; quizá tampoco fue lo suficientemente inteligente, pues aunque se esforzó en hacerlo sin perjudicar a nadie, aparentemente no supo, o no pudo, ser feliz. Lo que sí fue muchísimo más buena persona que la mayoría, por eso la admiro tanto. 


Entonces, ¿Cuál fue su legado?


El principal legado material de Marilyn fue su imagen. Si ella lo sabia, o no, lo ignoro. Pienso que no; no pudo ser tan retorcida. 


Marilyn no vendía su imagen. Sólo la utilizaba al objeto de ganarse el cariño y el respeto de cuantos se acercaron a ella en vida. Con una infancia truculenta, la forma de hacerlo quizá no fue de su libre elección, así que no podemos criticarla por ello; pero en aquél momento no estaban preparados para comprenderla.


Cuando en la "famosa" celebración del cumpleaños de Kennedy ella retrasó varias veces su presentación, vaya usted a saber por qué clase de disgusto, o indisposición propia de su género; el presentador imbécil finalmente le dio entrada en el escenario como "the late Marilyn Monroe", lo que, para hilaridad de todos pudo entenderse como la "tardana", o también la "difunta", quedó bien claro que Marilyn no llegó tarde, sino que quizá nació demasiado pronto.


Los hombres, a salvo de alguna excepción como Milton Greene: ratas que sólo ambicionaron reproducirse con una conejita blanca deliciosa. Quizá por eso nunca tuvo descendencia. Otros veían en ella una deliciosa perrita caniche. Así acabó entre los colmillos de zorros irlandeses, también sin escrúpulos, y tan estúpidos como para no darse cuenta de que con ella, en realidad una loba blanca, habrían tenido una descendencia y una trascendencia mucho más dignas y duraderas. 


Las mujeres, con alguna excepción como Amy, la esposa cubana del mismo Milton Greene: unas envidiosas que nunca la han querido aceptar, ni viva, ni muerta, en el club de las "decentes", ni en el de las "triunfadoras", ni en el de las "elegantes", ni en el de las "liberadas", ni en ninguno; sólo un antagonista "objeto" del deseo de los hombres.


Anna, la viuda de Lee Strasberg, el profesor de interpretación de Marilyn que heredó la mayor parte de su fortuna (así de agradecida fue ella con quien consideró su padre putativo), sería quien, a principios de los ochenta, lanzaría el mercadeo de su imagen que hoy le produce frutos millonarios. Que le aproveche a la vieja judía, arrugada por el peso de los millones, incapaz de llevarle unas flores a la tumba, y que se fastidie porque nunca fue ni tan bella, y sobre todo tan buena persona como Marilyn; pues para eso hay que ser pura, natural, libre, y lo suficientemente valiente como para  sacrificar la vida por un ideal.


Pero el más valioso legado de Marilyn ha sido inmaterial, y universal. Lo sé porque a mi también me ha llegado parte de su herencia; a saber:

-Que queremos a nuestros padres mucho más que ellos a nosotros, y con frecuencia más de lo que se merecen.

-Que el pasado, pasado está.

-Que la inteligencia más importante es la emocional.

-Que una imagen vale más que mil millones de palabras.

-Que nuestra piel es el vestido más lujoso.

-Que la belleza exterior, también es importante. Que todos tenemos la propia e inigualable, pero que hay que trabajársela para que contribuya a mejorar nuestro valor personal.

-Que para sobrevivir, a veces hay que renunciar a parte de nuestra libertad, pero nunca debemos renunciar a toda, y en cuanto podamos, hemos de recuperar la libertad perdida.

-Que cuando no se saben decir bien las cosas, es mejor escribirlas.

-Que, a pesar de que no somos dueños de nuestro destino, y a veces ni de nuestra imagen; podemos serlo de nuestro nombre. Por eso, en mi lápida, si es que hay donde colocarla, quiero que ponga: 

Phineas Theron 1963 - 206?

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