Bajo el volcán
Fragua de azabache y rubí,
de tu torso flameado,
quedó mi
deseo incendiado,
y bajo la campana de Vulcano,
la segunda vez que te vi.
Prendido
mi espíritu por ti,
ahí quedó iluminado,
mas, con mi cuerpo aventurado,
y por tu
fuego amenazado,
del volcán corriendo huí.
A salvo me sentí,
de tu presencia
alejado,
y sin pena por morir abrasado,
mas, aun creyendo el fuego apagado,
sus
brasas crecían dentro de mí.
Mi oposición consumí,
sin ese magma haber
sofocado,
de voluntad enajenado,
ya sin peso del
pasado,
y con mi vacío iluminado,
a inmolarme en ti, sucumbí.
Fragua de azabache y rubí,
volcán inflamado,
la segunda vez que te vi.