La Llama Eterna: Relato XXXVI –Sucedió en Ypres-
Texto extraído del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade. Sucedió en Ypres, aunque podía haber ocurrido en cualquier otro lugar del Mundo; porque el Mundo estaba en guerra, y no había lugar suficiente sobre su faz, para dar cabida a tanto odio. Cavaron trincheras de cinco, diez, hasta quince metros de profundidad; y, ni aun así, lograron almacenar toda aquella cólera que les bullía en los pechos. Y, aunque inventaron ametralladoras que cortaban el sonido en dos, con la misma facilidad que el lino unas tijeras de costurita; y crearon gases capaces de matarlo todo; no pudieron asfixiar el odio. Su boca negra que, a cada macabra sonrisa, mostraba dos hileras de proyectiles humeantes, era capaz de inhalarlo todo, y sin necesidad de máscaras anti-gas; como un espantapájaros negro, a cuyo paso la tierra quedase en carne viva, el Odio avanzaba por los campos de Europa cosechando lágrimas. No se vio nunca una vendimia tan amarga; su sabor perdurar