La Llama Eterna: Relato XXXV – El Músico Maldito -
Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade. La luz de la tarde, turbia como el aliento de un moribundo, penetraba por aquellas heridas de la pared, que malamente hubieran podido ser llamadas ventanas. Todo el edificio estaba diseñado para que nada pudiera entrar ni salir de él: ni la Esperanza, ni el Olvido, ni el Tiempo, ni las botellas de vodka. Modest Petrovich, le preguntó a quien, en medio de las brumas de su agonía, pudo aún distinguir como un amigo, si no había traído una para él. Ilyá Yefímovich le sonrió, y en su lugar le mostró los frasquitos de color con los que pensaba pintar su retrato. Modest Petrovich, sonrió entonces; debía de llevar semanas sin hacerlo, y su rostro se cuarteó como lodo al sol, de tal manera que el pintor temió que se le cayera a pedazos de un instante a otro. Pero el enfermo tuvo el temple de coger uno de los frasquitos y hacer ademán de bebérselo. Ilyá comenzó a preparar s...