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Reflexiones. De la serie el Odio, el Amor; el Bien y el Mal: el Amor

 El Amor. Amar. Estoy seguro que la primera vez que conjugué en primera persona el verbo amar fue cuando, siendo aún un niño, hice mío el primer mandamiento de la IC. Así es como algunos creen que se perpetúa un imperio, inculcando el amor al emperador desde la tierna infancia. Conmigo no lo consiguieron. El Amor no se inculca, no se vende, ni se compra, no se adopta, se enseña, ni contagia. El amor es un Estado de Gracia, inalcanzable a no ser que él nos alcance, y siempre lo hace de cara, es decir: viene a nosotros, y lo hace desde otra persona; a veces, sólo a veces, de forma recíproca, y entonces la Gracia es Apoteósica. A mí me ha alcanzando en tres ocasiones:  La primera fue el Amor a la Vida, que se unió a mí para siempre en cuanto vi la luz del día brillando en los ojos de mi madre.  La segunda, apoteósica, el Amor Carnal, que me hizo padre y esposo, por ese orden; y aquí está todavía creciendo entre nosotros dos, cuatro; bueno ahora, con Valentina, cinco...  La tercera; la ter

Madre

Madre es la que, alumbrando con la peligrosa luz de las estrellas, y a riesgo de su propia Vida, revela del negro al blanco las páginas del libro de la nuestra, y nos presta su sangre como tinta para escribir la primera página. Madre es quien, con amor, desvelo, dedicación y cariño, nos mantiene, nos sostiene, despierta nuestros sentidos con dulces sonrisas, y guía nuestra mano con la noble intención de que el primer capítulo que escribimos, por si acaso, sea el más feliz de nuestra incierta existencia. Cuando la Madre, que nos ha enseñado a andar y a escribir, desinteresadamente  sigue  , incluso desde la distancia,  alumbrando  cada noche nuestro escritorio en ese momento en el que cerramos el capítulo del día, e imaginamos el del siguiente. Cuando eso ocurre, Madre pasa de ser el Título más Noble, a convertirse en un Estado de Gracia Plena, y su Luz, que se acabará apagando en la Tierra, un día pasará a ser la de una Estrella: Dolores. ¡Gracias Madre!

El Barro Infestado. Especial 1º de Mayo, by Phineas Theron

Me duelen aquellos que vinieron en el agua que mojó la tierra de nuestro planeta, para amasar el barro con el que nos crearon a imagen y semejanza suya. ¡Malditos invasores! Que violaron y preñaron a nuestra querida madre naturaleza, haciéndonos hijos bastardos; destructores de sus riquezas más preciadas, con el único propósito de obtener su contenido más inútil: el ORO. Aquellos que nos arrancaron de nuestra evolución, saltando el orden natural y, convirtiéndonos en una especie alienígena, la única que trabaja; temida y odiada por todas las demás, hasta el punto de ser aborrecida por su propia madre; aquellos siguen entre nosotros, mejor dicho, los llevamos dentro. Ellos nos obligan cada día a salir a trabajar más y más en beneficio suyo, a inculcar a nuestros hijos que hagan lo mismo porque es lo correcto. Su misión se aproxima día a día. Su objetivo: la panspermia, que seamos lo suficientemente fuertes para que los saquemos de la Tierra y los llevemos a otro Mundo donde especies, ah

LA VOZ DE ZEBULON

Pienso que Zebulón se refugia en la magnífica fortaleza de Zión; donde  oí su voz oscura, apoyándose ronca sobre el suave murmullo de los gentiles.

ANARQUIA. A propósito del Bien y el Mal

  Llevo semanas dándole vueltas a mi conocimiento sobre el Bien y el Mal. Nada mejor que la experiencia personal para elaborar una opinión. Han sido muchas las cosas que he hecho bien y mal; a veces, paradójicamente, consecuencia lo uno de lo otro. Sobre todo, daños infringidos involuntariamente bajo acciones bien intencionadas, e incluso viceversa.  Sin embargo esta evaluación hecha desde mi propia conciencia, y/o por referencias ajenas, no me ha acercado al conocimiento esencial del Bien y del Mal pues, en el fondo, todo lo que recuerdo haber hecho mal ha sido con carácter reactivo, por necesidad o de modo fortuito; y casi todo lo que he hecho bien ha sido por egoísmo, ya sea planificado, o no; pues también pudo ser de modo fortuito. Por ejemplo: un depredador que aniquila a una criatura entrañable para alimentarse, en principio no hace nada malo, y una persona dedicada a los demás bajo la convicción de que así se ganará la vida eterna en el cielo, tampoco me parece que se pueda co

EL RETORNO DE LA PRIMAVERA EN PLENA OPERACIÓN RETORNO

¡Qué manía ésta de la Vida, de no redimirse! ¿Es acaso la Vida un reo criminal irredento e incorregible, empeñado en delinquir de nuevo lo suficiente como para ingresar cada año en el corredor de la muerte? ¿Qué sentido tiene?  No es una inconsciente, pues de sobra sabe a lo que se expone. Entonces... Insisto ¿Qué sentido tiene? ¿Habéis visto con el júbilo que viene? Explosión de  brotes y  hojas verdes,  de flores de mil colores, insectos increíbles, pececillos alevines, pajarillos cantores, ratoncitos, conejitos. Todos, "bambis", presuntamente inocentes, entran con estrépito infantil en el patio de un penal lleno de depredadores: lobos, tigres,  lagartijas, serpientes,   panteras, leones, tiburones; y el "capo" de la mafia carcelera, la mujer, con su "familia" de hombres. ¿Recordáis los documentales del inigualable Doctor Félix Rodriguez de la Fuente? Mi recuerdo imborrable del aquel cabritillo, recién ingresado en el Jardín de las Hespérides  dónde pret

NO SOY UN VAMPIRO, PERO...

Confieso Doctor Jekyll que me encanta la sangre correteando jubilosa por las venas y arterias de todos mis congéneres. Transmitiendo el ímpetu vital de sus corazones hasta el más recóndito rinconcito de sus cuerpos, por muy grandes que sean estos. Dando empujoncitos, "pon", "pon"; ; pon", "pon", trasluciéndose como un gusanito escondido bajo la sábana de la piel, donde ésta no tiene la manta de grasa que nos protege del frío: en las muñecas, en las sienes, en algunos lindos cuellos, blancos y estilizados y, sobre todo, caldeando el cavernoso refugio de mi amada esposa. Me encanta la sangre, Doctor, lo reconozco; pero que siga dentro. No la quiero fuera, ni de alimento. No quiero ni pensar en que tuviera que recibirla por prescripción de un galeno. Por eso estoy seguro de que no soy un vampiro, al menos uno al uso; pues, sin embargo, de un tiempo a esta parte me pasa algo que se encuentra en el mismo ámbito: la sangre y el alimento. Y es que anhelo ali