La Llama Eterna: Relato XXXII –Una extraña forma de penitencia -
Texto extraído del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade. El concierto acabó en medio de desconcertados, y muy tibios aplausos; incluso hasta se escuchó algún silbido que, los bienpensantes, no se molestaron en reprobar. - ¿Qué porquería era esa, Floyd? –rugió una mujer a su compañero de butaca–. Yo pensaba que íbamos a escuchar algo del autor del “Cazador Furtivo”. - Ése era Karl María Von Webber –repuso el marido–; éste es Anton Webern, uno de esos degenerados de Viena. - ¡Qué cosa más desagradable! –resopló ella. Los presentes ya iban abandonando sus asientos, comentando también lo poco afortunada que fuera la conclusión del concierto. La mujer añadió que: “deberían considerar delito, escribir una música así”. - Parecía más propia de una película de Boris Karloff –añadió. Floyd soltó una risita. - En realidad ya le dieron lo suyo a tío este –añadió–. Le pegaron un tiro hará unos diez años; justo al acabar la guerra. Sup