Juntos para siempre en un espacio imposible
Hacía años que tomaban café en aquél espacio imposible que nadie más quería: la mesita redonda junto a la escalera, donde sólo cabía una silla, para ella. Él, caballero de antaño, sentado en el segundo peldaño.
Ella le tomó la delantera y se fue una madrugada fría, a él no le alcanzaría la Primavera. Al dueño de la taberna no hizo falta qua nadie noticias le diera, lo supo en cuanto abrió el lunes, y la silla y la escalera, en veinte años, y por vez primera, permanecieron vacías.
La dulce pareja de jóvenes ancianos enamorados nunca más volvería, pero aquel rincón nadie lo ocuparía.
El tabernero juntó sus recuerdos para toda la vida, de la única forma que podía. Él en la escalera, Ella, como cuando fueran jóvenes, sentada en sus rodillas. Sobre la mesa, un cenicero vacío que ya no recibiría más colillas.
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