ANARQUIA. La Guerra#I
Este asunto es de los de más breve tratamiento en lo que concierne al Estado Anarco-Judicialista.
Puesto que el Estado-AJ, por su carácter modesto y rango de prioridades preferentemente autárquicas, nunca podrá estar a la altura de los modernos medios tecnológicos de imposición de la voluntad por la fuerza proveniente de otro(s) Estado(s), llamémosles convencionales y belicistas, por lo que el Estado-AJ nunca invadirá, hostigará ni entrará en guerra violenta ofensiva ni defensiva.
No tiene ningún sentido que el Estado-AJ disponga de ejército armado; así pues, en caso de invasión, éste no opondrá resistencia alguna, y acogerá al invasor como a un huésped desconocido, necesitado, o desvalido, al menos en lo cultural, errático en su perspectiva social, que, incapaz de sobrevivir por sí mismo, ha solicitado hospedaje y ayuda durante un tiempo (meses) para recuperarse y seguir su camino, o convertirse en una parte de la ciudadanía más.
En el caso de que la permanencia se prolongue demasiado en el tiempo, haciéndose desagradable, e incluso que la convivencia se haga insostenible, de la que puedan derivarse todo tipo de abusos propios del aparente desequilibrio de fuerzas, el Estado-AJ y con él todos sus ciudadanos, a quienes habrá instruido en el arte del "ninguneo", le harán saber educadamente al huésped de su disgusto; y, de no rectificar, procederán a ignorarle y hacerle el vacío hasta que éste se harte y se vaya a gorronear a otro lado, eso sí, dándole merienda para el camino.
Funciona, os lo aseguro. Pero al principio hay que ser muy comprensivos, solidarios, desprendidos y valientes, muy valientes, incluso más que con un arma en la mano.
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