Carrera por la libertad

Zaragoza, septiembre de 2020: dos menores “no acompañados”: Anás, sirio, quince años; Idrissa, senegalés, dieciséis; que cumplen sus condenas en sendos reformatorios, han sido seleccionados y preparados intensivamente por sus correspondientes centros para que participen, en su representación, en el primer maratón "Por la Integración" que se celebrará el próximo 23 de abril, Día de Aragón. 

Gracias a su interés y buen comportamiento, disponen de toda la confianza de sus tutores guardianes, por lo que, poco tiempo después de iniciar su entrenamiento, les permiten respectivamente salir a correr solos: a Anás por el "Parque del Agua"; a Idrissa, por el parque "Grande"; pero ellos irán ampliando aleatoriamente sus recorridos, adaptándolos a su necesidad de correr y correr incansablemente, por campo y ciudad. 

La casualidad hace que un día sus erráticos recorridos coincidan. Enseguida se reconocen como los rivales que son; pero lo que en principio es desprecio y odio cercano a la aniquilación, poco a poco se convierte en sana competitividad, y pronto quedan para prepararse pugnando juntos.

Entonces ocurre lo inevitable: el pasado les hace cómplices, el esfuerzo les une, la admiración les atrae, la juventud y la belleza anatómica les incita; y lo hace hasta un punto inesperado. Compitiendo cada día hasta el agotamiento, descansando sobre la hierba fresca, descubrirán una identidad, quizá desconocida, quizá reprimida, que les llevará a unirse en una voluntad común, muy alejada de los propósitos de sus entrenadores.

Llega el día de la prueba. En la línea de salida Anás e Idrissa se buscan entre la multitud hasta situarse "codo con codo". Se rozan, se miran, y, a pesar de que están serios y preocupados, se sonríen con complicidad. 

Saben que su futuro depende totalmente del resultado de esta maratón; porque están a punto de iniciar una etapa decisiva en una carrera que comenzó el día que abandonaron sus respectivos países para buscar una oportunidad en Europa. Comparten el mismo objetivo: ganar, y ganar; ambos quieren lo mismo: el éxito absoluto; sin embargo, paradójicamente lo quieren compartir; y ésta vez será posible, pues, en realidad, no buscan ser los dos el primero; su objetivo es otro, y es común. 

Suena el disparo de salida. Arrancan con la ambición mutua de superar la prueba, pero el cronómetro no será el mayor obstáculo, sino su capacidad para disimularse juntos, y alejarse lo suficiente como para desaparecer de la mirada inquisitiva de los todos demás; y huir hasta ese lugar donde nadie pueda encontrarles, y donde darán rienda suelta a esa nueva pasión, que tan irrefrenablemente les atrae.

Cuando las barreras son tan poderosas y omnipresentes como la gravedad, correr es tan duro y peligroso como escalar, por eso hay que hacerlo acompañad@. Phineas Theron

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