Relatividad Cuántica:

Tras el cristal de su realidad, viajando en el veloz tren de la Vida, el pasajero estoico observa inmóvil cómo el mundo que le rodea se disuelve en la bruma viscosa de sus pensamientos, y se reconstruye  ante sus ojos cada vez que su mirada regresa del universo interior de sus sueños. 

La realidad consciente es que hay viajero, pero no hay viaje, sólo el cambio metafísico producido inconscientemente por el parpadeo del observador. 

En verdad nada se mueve, es el transcurrir del tiempo creado por los instantes que marcan nuestras miradas, lo que nos produce esa sensación.

Así, el principio y el final de la Vida, son el mismo lugar, aunque nadie lo ha observado para saberlo; es más, precisamente por eso.

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