Evolución: GAME OVER


La doctora Nako no había pegado ojo; su emoción seguía superando a su cansancio. Justo cuando el frescor de la mañana le inducía el sueño, sonó su celular. Era Mizelede, el internista de guardia. El tono de su voz no estaba impregnado con la alegría del día anterior cuando, tras dos años de pruebas y millones de personas fallecidas, dieron por buena la última vacuna contra el Ébola.

Se aseó rápida, abandonó la habitación del hotel Kivu Serena de Gisenyi, y se puso rumbo al hospital de Butembo. Dos horas después entraba por la puerta del laboratorio.
Y es que , en la pantalla, conformado por los cuerpos de millones de virus activos agrupados, podía leerse la siguiente frase: GAME OVER

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