Esperanza

Dicen, que cuando Pandora abrió la famosa caja de las penalidades  vienen mortificando al Ser Humano, la última en salir fue la Esperanza.

Los animales no tienen esperanza. La Esperanza nos era ajena, y aunque ahora se nos presente en forma de ser familiar, bondadoso y complaciente, que ancla nuestros anhelos a la realidad que nos sustenta; no nos engañemos, no es ninguna Virtud; es un monstruo que parasita nuestros Deseos absorbiéndoles su esencia hasta dejar de ellos la exigua carcasa de la Frustración.

Si albergáis alguna esperanza, no la vendáis, regaléis, ni compartáis; tiradla.
 
La Esperanza compartida es la Fe, ese atajo interminable hacia la Verdad, que nos aleja más y más del Conocimiento. Tampoco la falsifiquéis, no hay nada más mezquino que albergar o infundir falsas esperanzas.

Si tenéis Esperanza, destruidla de inmediato. Armaros de paciencia y de valor, pues  necesitaréis mucho esfuerzo y dedicación, tanto como valga vuestro anhelado Deseo. 

Enfrentaros a la Esperanza, perseverad en partirla en dos; aunque si lo conseguís, sabed que de Ella solamente obtendréis uno de sus fragmentos: o el Logro, o el Fracaso. Si es el primero celebradlo; si es este último, aceptadlo con entereza y valor como algo importante que os pertenece y que os ha constado conseguir; aprended de Él. Nunca os resignéis, tomad vuestro Fracaso, que no os es ajeno, y transformadlo en vuestro Reto. Perseverad, algún día lo convertiréis en vuestro Logro, pero nunca volváis a dar cobijo a la Esperanza confiados en la Buena Suerte. 

Luchad por hacer realidad todos vuestros Deseos, y hacedlo convencidos de que los lograréis, para eso no necesitáis Esperanza. 

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