El bosque de las tinieblas y el undécimo hombre (versión reducida).
Una vez, hace muchos, muchos años, íbamos diez en expedición por un bosque del Pirineo Oscense, cerca de Alins-Azanuy. El bosque recubría la media ladera de un barranco fluvial que, poco a poco, se iba estrechando. Llegados al pie de un gran macizo rocoso, donde nunca entraba la LUZ, el bosque se volvió oscuro y neblinoso: tenebroso, muy tenebroso, os lo juro. Yo comandaba la expedición. Teníamos que regresar hasta el vivac que habíamos montado la noche anterior en las afueras de Las Paules. Tan aterrador se volvió el bosque que me pareció un buen motivo para poner en práctica una técnica militar: mientras se avanza en fila "india" por un pantano oscuro y peligroso, ir numerando el pelotón de cabeza a cola: uno, dos, tres.... diez y luego viceversa de cola a cabeza: uno, dos, tres... mi predecesor, el sargento Leza, el nueve y yo, el Alférez Theron, el diez. El bosque se volvió tan extraño que, sumergidos en su vaho lúgubre, no había más vida que nosotros y multitud de ho