Venía yo pensando, desde el convencimiento de que casi todo el mundo lo hacía del mismo modo, que la Justicia se había desarrollado para disuadir y castigar el Crimen, por ser éste, consecuencia de desviaciones conductuales, incluso genéticas, de los individuos, el Principal Enemigo de la Convivencia Social, y que éste podía presentarse en categorías establecidas de antemano, con los matices que cada Estado pueda presentar, en función de su cultura o culto, de modo que éstos podían elaborar sistemas jurídicos, judiciales y penales "apropiados", y utilizo este calificativo desde el convencimiento, que siempre he tenido convicción, de su total carencia de "independencia". Pero pasados los años, ya no creo en el Crimen como un acontecimiento eventual interpretado por uno o más criminales necesarios y suficientes, colaborativos o no; y circunscrito casi exclusivamente a una línea de tiempo que va, desde poco antes de que se produzca el primer daño a una víctima, hasta...