Soneto Olvidado
¿Sabe alguien dónde se guardan las palabras que escribimos en Word cuando el cursor no está en la página? Lo digo porque, el fin de semana pasado, tras "re-naturalizar" una botella de bourbon, pero no por eso, si no debido a la euforia de la celebración del día del Libro, sentado a mi teclado, entré en "trance". A ciegas, escribí automáticamente los versos del soneto más hermoso que nadie antes haya escrito. Así sonaron en mi interior mientras, a lo lejos y en la penumbra de un sueño, veía a Garcilaso retorcerse de envidia. Una vez hube terminado, descansé. Con la tercera claridad del día, abrí impaciente los ojos para comprobar atónito que, cuanto hube tecleado no había quedado escrito. El ratón estaba sobre el escritorio de la pantalla izquierda, mientras en la derecha, la página en sepia del procesador de texto refulgía casi tan impoluta como el blanco de mi memoria, de la que, por más que lo intento, no sale nada más que la última estrofa: "... mas, cuando...