Llevo semanas dándole vueltas a mi conocimiento sobre el Bien y el Mal. Nada mejor que la experiencia personal para elaborar una opinión. Han sido muchas las cosas que he hecho bien y mal; a veces, paradójicamente, consecuencia lo uno de lo otro. Sobre todo, daños infringidos involuntariamente bajo acciones bien intencionadas, e incluso viceversa. Sin embargo esta evaluación hecha desde mi propia conciencia, y/o por referencias ajenas, no me ha acercado al conocimiento esencial del Bien y del Mal pues, en el fondo, todo lo que recuerdo haber hecho mal ha sido con carácter reactivo, por necesidad o de modo fortuito; y casi todo lo que he hecho bien ha sido por egoísmo, ya sea planificado, o no; pues también pudo ser de modo fortuito. Por ejemplo: un depredador que aniquila a una criatura entrañable para alimentarse, en principio no hace nada malo, y una persona dedicada a los demás bajo la convicción de que así se ganará la vida eterna en el cielo, tampoco me par...