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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Memorias de Metrópolis --El Apocalípsis y el "Yo" efímero--

Mirando de reojo al retrovisor, Ramón Jordán se deleitaba observando el reflejo incisivo del sol de invierno en sus gafas de sol  nuevas   y pensaba en el fabuloso premio que le acababan de otorgar; entonces oyó la noticia en la radio: "tras abandonar hace años la clonación terapeútica, científicos californianos estaban ultimando la tecnología necesaria para la clonación humana a partir de una técnica denomianada iPS, acrónimo en inglés de: Células Pluripotentes inducidas, y comprendió que la profecía del Apocalipsis, tardaría algún tiempo, pero acabaría por hacerse realidad y los muertos saldrían de sus tumbas.  Más que temor al fin de los días, lo que sintió fue una sensación de desprecio hacia toda esa gente, los mismos estúpidos de siempre dispuestos a gastarse mucho más dinero del que tendrían alguna vez, para clonarse o clonar a cualquier ser querido o deseado, humano o no, de quién aún se pudiera recuperar suficiente masa genética, y así devolverlos de nuevo a la vida.

La fabula de las gallinas ponedoras

Hace muchos, muchos años, érase una tribu de la etnia Kio-mañón: apenas cuatro docenas de indígenas que, desde tiempos inmemorables; vamos, ellos ni se acordaban desde cuándo, como para acordarme yo milenios después, habitaban en los abrigos de lo que hoy denominamos “Estrechos del Río Martín”; río al que ellos llamaban Ta´rtín-Kó. Aquella buena gente, conocidos como los Kaïri-kó, vivían cazando, recolectando, y apoyados por una agricultura y ganadería todavía muy incipientes. En aquella época, la Península Ibérica tenía un clima mucho más frío que el actual, pero el valle del Río Ta´rtín-Kó era el doble de profundo que ahora y todavía tenía muchos manantiales termales, por lo que gozaba de un micro-clima algo más templado que favorecía que en él abundasen frutos salvajes como las acerollas, las manzanas, las mengranas, las olivas y los piñones. A las abruptas paredes del valle se asonaban bosques de coníferas enormes en los que se ocultaba la caza: cabras, bisontes, jabalíes, conejo

Reparando el Concepto de Democracia. Parte II -Huyendo hacia la frontera-

REPARANDO EL CONCEPTO DE DEMOCRACIA Parte II                   -HUYENDO HACIA LA FRONTERA- Al principio, la idea de que volvieran los pastores al día siguiente me atenazaba el estómago y me nublaba la mente, pero no tenía tiempo que perder. En cuanto me puse a trabajar, me sentí mejor.  A pesar de que los desperfectos visibles desde fuera eran espectaculares y le daban al Concepto de Democracia un aspecto de chatarra inservible, ninguno de ellos era concluyente para que no funcionase. Así que decidí echarle un vistazo al motor.  Me costó levantar el capó; estaba deformado, asqueroso y pesaba mucho más de la cuenta, debido a la gran cantidad de palomino que tenía acumulado; seguramente de los miles de palomas mensajeras utilizadas para traer sobres llenos de dinero negro hasta los despachos de políticos. ¡Uff! El motor estaba cubierto de polvo negro, mirándolo de cerca comprobé que se trataba de cenizas de papel, montones de documentos quemados que obstruían los tubos de e

Reparando el Concepto de Democracia. Parte I -Apertura del Taller de las Acepciones-

EL TALLER DE LAS ACEPCIONES Y LOS CONCEPTOS by Phineas Theron REPARANDO EL CONCEPTO DE DEMOCRACIA Parte I                      -APERTURA DEL TALLER DE LAS ACEPCIONES- Ha sido abrir la puerta y ya tengo un cliente, y es VIP: un Concepto de Democracia ya entradito en años.  Lo acaban de meter empujando cuatro progresistas maduros muy preocupados, alarmados diría yo.  --Pasábamos por aquí y nos acaba de dejar tirados en su mismísima puerta. Mire que puede hacer con él –me dijo resollando el más viejo, que vestía chaqueta marinera sobre camisa hawaiana, y lucía abundante melena ondulada y canosa, asomando de una gorra de lona azul. --¿No será que no le han puesto combustible? –les dije sonriendo, al verles tan apurados. Mi comentario jocoso no les hizo no pizca de gracia. --No. No tiene el depósito lleno, pero para el trayecto que nos queda, es más que suficiente –me corrigió serio el más joven, sin quitarse sus gafas oscuras, y sin sacar las manos de los bolsillos d

ANARQUIA. Neonacionalismos

... ¡Hay! ¡Esos países de fábula hiperbórea! que escuchan de charlatanes mesiánicos, cuentos de gigantes furiosos que los tomaron entre sus manazas, arrugándoles hasta convertirlos en pequeñas regiones recónditas y montañosas, y andan desesperados buscando su grandeza perdida entre los pliegues de la mitología, pues no la saben encontrar entre las páginas de la historia real...