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Un regalo para ti: la Libertad

Mañana el Sol se asomará a tu ventana, si busca curioso entre tus sábanas, permítele. Mañana el Sol te susurrará sin palabras: - Despiértate. No le muestres tu mirada, pero contéstale. Mañana el Sol te llamará por tu nombre: - ..... Levántate. No temas por la cera de tus alas, y en toda tu blancura, despliégate. Mañana el Sol tocará en tu ventana, ábrele; y un ejército de infantes dorados, se arrodillará ante ti. Mañana el Sol entrará en tu casa, y te dirá: - Mírame. No le ofrezcas tus ojos, pero mírale. Mañana el Sol acariciará tus alas, y te preguntará: - ¿Por qué? No le tengas miedo, y eso que nadie sabe, cuéntale.   Mañana el Sol te tenderá su mano, y traerá un regalo para ti, y con sus rayos de fuego, purificará en Mundo hasta el otro confín. Mañana el Sol se levantará aún más temprano, y lo habrá hecho por ti, y pronto tus pies y tus alas te llevarán, allá donde quieras ir. Mañana el Sol entrará por tu ventana. ¡Despiértate!   P

Mi cara redondita (Gloria Fuertes)

Dedicado por Marta a su nieta Valentina En  mi cara redondita, tengo ojos y nariz, y también una boquita, para hablar y para reir. Con mis ojos veo todo, con la nariz hago: ¡achisss! Con mi boca como como, palomitas de maíz Gloria Fuertes

ROTONDA REVISITED II: Razas Rotóndicas.

Sirva este relato "real" como homenaje a l@s niñ@s de todo el Planeta que ahora se ven obligados a pagar injustamente una condena de arresto domiciliario por las faltas que hemos cometido los adultos. Espero que cuando l@s niñ@s recuperen su libertad, en las calles no vuelva a repetirse una escena como la que observamos mi esposa y yo. Sucedió el 24 de julio de 2016: La cuarta vez que atajamos por Rotonda camino de casa, la isla urbana no estaba desierta: en uno de sus bancos próximos a su manantial central, reposaba un prejubilado sonrosado y obeso con barba blanca poco poblada; junto a él, de pie, una mujer de mediana edad con pantalones cortos, morena, con coleta que estiraba muy terso su cabello, trataba de contener con ambas manos a un perro pequeño pero robusto, de presa, de esos que se catalogan como raza “peligrosa” que, sin producir sonido alguno, daba pequeños brincos amenazadores abriendo su desproporcionada boca, rosácea y exenta de bozal. Tanto

'El castigo de Lonchinos' Capítulo V: Beni

El, en teoría breve, viaje de Butembo a Beni, pues distan apenas cincuenta kilómetros, se convirtió en un periplo interminable, lleno de paradas erráticas (desde el interior de la tanqueta apenas veíamos nada), en las que iban subiendo cada vez más personas: europeos, indios, chinos y congoleños de clase alta. ¡Qué calor hacía dentro! Menos mal que los soldados habían traído cajas con botellines de agua. Raquel se pasó el viaje dando agua por turnos a David y a Tumaini. Calculo que nos costó más de tres horas llegar al aeropuerto y, si a mí el viaje se me hizo largo y lleno de inolvidables coscorrones, no me atrevo a contar aquí lo que debió suponer para David por temor a quedarme corto. El pobre muchacho chillaba cada vez que el vehículo daba un vaivén, o le empujaba otro pasajero. Cuando llegamos, bajamos de los tres vehículos más de cincuenta personas; de la nuestra dieciocho, pero había muchos vehículos más. El aeropuerto de Beni era un auténtico hervidero de gente huyen