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RESURRECCION

Me gusta el teatro pero, El Tenorio y el popular Auto Sacramental denominado "La Semana Santa" nunca me han gustado, ni un poco. De la monolítica representación del primero hace años que me escabullí, tantos que no recuerdo haberlo visto nunca en color. De la Semana Santa ya es más difícil huir, obviamente no es imposible, pero no sin ponerte en evidencia. Lo que aquí voy a manifestar es sólo el derecho a pataleta de niño raro; se me pasará enseguida, ya verán. Pero es que, después de meses soportando los atronadores ensayos de tambores, en lo que se supone son espacios urbanos abiertos y reservados a la observación y escucha de la naturaleza, una semana de procesiones sobre ruedas y a pie, horas de éxtasis representativo y pésima sobre-actuación, estoy un poquito saturado de soportar una obra de teatro cada vez más omnipresente y menos ajustada al guión.  No sé de donde se sacaron la utilería, que por cierto a mi me trae más a la imaginación (que no memoria, pues no soy t

Reparando el Concepto de Democracia. Parte V -¡¡ALTO!!-

REPARANDO EL CONCEPTO DE DEMOCRACIA Parte V                    -¡¡ALTO!!- En el capítulo anterior: ..."Esperé al menos un minuto, nadie rompió el silencio, nadie se bajó. Crecido por el éxito de mi diatriba (tiempo después descubriría lo cafre que fui), hinché mi pecho, rascando, metí segunda, levanté el embrague, y se me caló el auto. Todavía con más furiosa altanería: di el contacto, arranqué el coche, metí primera, aceleré, y me dirigí,  todo recto,  a una gasolinera que tenía unos cien metros delante de mí; en ella, aparcado a la entrada, había un coche patrulla de la Guardia Civil, cuando me acercaba a ellos, me echaron el alto." Veinte segundos,  ese fue exactamente el tiempo que dirigí " todo recto " nuestra Democracia modelo del 78, antes de que la Autoridad me diera el ¡Alto! Bajé la ventanilla. Un guardia joven, me saludó según su costumbre, y me dijo sonriente: --Buenos días. Documentación, por favor. --Sí, ahora mismo se la doy -respondí dil

Memorias de Metrópolis --¿vale más el agua que el oro?--

El agua no puede tener precio, lo mismo que el aire, es esencial para la vida. Otra cosa es que, a través del uso de agua, tengamos que pagar, no por el agua en sí, si no por el beneficio residual que obtenemos de ella, digo residual, porque el beneficio principal, que es nuestra vida, debe estar garantizado gratuitamente. Cuanto más beneficio por litro de agua usada obtengamos, más deberemos pagar por ella y siempre deberemos devolverla, al menos, con la misma calidad que nos la prestaron. ¿A quién debemos pagarla y devolverla? Pues siempre al Estado, que es quien tiene la obligación de cuidarla, administrarla, y repartirla equitativamente.  La propiedad del agua nunca debe dejarse en manos privadas. El agua que usamos, es un préstamo de un bien común (no sólo de los humanos). Si en su uso la convertimos en otro producto, por ejemplo en vino o un refresco, entre productores y consumidores, deberemos pagar al Estado por devolverla a su calidad original. Esto significa que el depurad

Reparando el concepto de Democracia. Parte IV -Evolución vs Revolución-

REPARANDO EL CONCEPTO DE DEMOCRACIA PARTE IV:              -EVOLUCIÓN vs REVOLUCIÓN- En el capítulo anterior: ...Detenido al otro lado de la calle, no sé cuántas veces había cambiado el semáforo de color pero, cuando el coche de los "pastores" pasó a mi lado y sentí la mirada blanca, y la sonrisa congelada del joven recién infectado, mirándome por la ventanilla; vi luz verde, rascando la caja de cambios, metí primera y, ni demasiado deprisa, ni demasiado despacio, huí como un cobarde. No podía quitarme de la cabeza aquellos ojos en blanco. Conduje nuestro destartalado concepto de Democracia, tratando de evitar las grandes avenidas con sus semáforos de esperas interminables. Preocupado por toparme de cara con algún piquete, me perdí un par de veces. La radio no funcionaba, y ninguno de mis compañeros de viaje decía algo; así que, aparte del petardeo del motor, no se oía nada. Al fin, cuando tomamos el cinturón de ronda, aliviados por la fluidez del tráfico, comenzamos

VAGABUNDO VII: Invierno en Rotonda

Todavía es invierno en Rotonda, eso sí, un invierno caprichoso que, después de revestirse, un día sí, otro no, de otoño; un día no, otro sí, de primavera; llegado el carnaval, para seguir siendo más original que nadie, ha decidido quitarse el disfraz y mostrarse en cueros, tal y como es de crudo. A cualquiera de nosotros, tanto pendoneo climático nos tiene desconcertados, pues imagínense a los habitantes invernales de Rotonda. Que los hay. Tras la despedida, "a la francesa", de su Majestad Israel I, llegaron a la isla urbana un par de viajeros, aparentemente occidentales, y se instalaron en ella: uno en cada extremo, y nunca les hemos visto juntos. A diferencia de Israel, quien, debido a su refinada educación, gustaba de relacionarse con las gentes del Mar Urbano en el que pescaba cada día, estos individuos son menos sociables (del agua fría huye el gato escaldado). A uno de ellos, ni nos atrevemos a acercarnos; al otro, poco a poco le hemos ido entrando, y ya frecuenta

Reparando el Concepto de Democracia. Parte III -El virus de la intolerancia-

REPARANDO EL CONCEPTO DE DEMOCRACIA PARTE III              -EL VIRUS DE LA INTOLERANCIA- Zigzagueamos por las callejuelas de la capital en búsqueda de una gran avenida que nos sacase de la ciudad. Nuestro recorrido no estaba exento de riesgos, el virus de la intolerancia se había propagado mucho más de lo esperado. Yo conocía bien los síntomas, los había visto en la cara de mucha gente mayor que, habiéndose contagiado de niños durante la gran epidemia europea de mediados del siglo XX, se les había quedado acantonado de por vida. Tras décadas de tratamiento democrático, la mayoría habían conseguido disminuir los efectos de su enfermedad y sólo sufrían algún que otro brote ante situaciones desencadenantes como las tragedias terroristas, la inmigración o el matrimonio homosexual; el resto del tiempo, casi ni se les notaba; y menos mal, porque el virus es muy contagioso, sobre todo de abuelos a nietos. La intolerancia es un mal endémico y siempre han habido personas de todas las ed

La "Sociedad del Bienestar" es la "Manzana de la Discordia"

Una vez mordida la manzana del (ahora satanizado) bienestar, no hay vuelta atrás sin que muchos se queden con las ganas de darle al menos un buen mordisco. Los que la hemos probado, ponemos cara de que está tan apetitosa, que, para ser justos, la única solución es que todo el mundo tenga oportunidad de probarla, y decida si le gusta, o prefiere seguir viviendo en el Jardín del Edén; para ello, es necesario que haya manzana para todos y para siempre; es decir, por este orden: - Cuidar del manzano. - Repartir equitativamente la manzana. - Educar, demográfica y culturalmente, al humano. Una aclaración: sólo tenemos un manzano y sólo da una manzana por generación. Actualmente, mientras muchos se alimentan de bledos y berzas; otros pocos, ya nos estamos comiendo el corazón de la manzana; las hojas, la piel del manzano, y la flor de la cosecha que viene. La crisis económica actual es un modo avanzado de juego, para disfrute de esos niños grandes que no han madurado lo sufici