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LA LLAMA ETERNA: Relato XLV - Los tres “Ratas” -

 Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.    La Puerta del Sol, estaba a rebosar aquella tarde de enero, cada uno en su respectivo puesto, las manos hundidas en sus abrigos; contemplaban el trasiego del paisanaje humano, con aparente indiferencia. “El Piñata”, se encontraba frente a la Casa de Correos; “Canovitas”, en la parte que da a la Plaza Mayor; mientras que “Gurriato”, controlaba la zona a los parroquianos que se dirigían a la misa en “El Buen Suceso”. Había helado, y el pavimento deparaba desagradables sorpresas a los viandantes; por ejemplo, a una ancianita que resbaló y punto estuvo de dar con sus huesos en el suelo; “Gurriato”, la sujetó a tiempo, a lo que la anciana replicó con un agradecido encogimiento de hombros. “El Piñata”, miró la hora en el reloj de la Casa de Correos; pronto se haría de noche, y era menester ir pensando en la retirada. Abandonó su puesto, e hizo señas a los otros, que se l

La Llama Eterna: Relato XLIV – El prodigio del Argentino poco hablador -

Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.     Nadia Boulanger, había sido la primera en advertirlo. Tras ojear sus partituras por encima, se las devolvió torciendo el labio. - Es interesante –le advirtió–, pero, me temo que esa no es su voz. ¿Para qué quiere ser Usted Igor Stravinsky? Que yo sepa, ya existe uno en el Mundo. ¿Por qué dos? Trató de explicarle el impacto que había constituido para Él, “La Consagración de la Primavera”, y como su primitivismo, había despertado sus ganas de crear, de partir de la destrucción purificadora del fuego, para que reverdeciera en Él una personalidad musical. Era algo de lo que había hablado en muchas ocasiones con su maestro Ginastera. Boulange resopló. - Pero Usted, ya era músico antes de todo eso; y además, ¿no es argentino? ¿No proviene de ese maravilloso país de Gardel? Pues escriba esa música. Haga tangos y déjese de “consagraciones”, “petruskas” y “puchinelas”...

La Llama Eterna: Relato XLIII – ¡¡Vamos, Hijos de la Patria…!!

 Texto gentileza de Martín Llade, Director del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana"      Fue su amigo el alcalde de Estrasburgo el que le sugirió un canto patriótico que inflamase el coraje de los soldados ante la declaración de guerra del rey de Bohemia y de Hungría. Se habían enterado cinco días atrás de esta nueva provocación y la ciudad entera clamaba por entrar pronto en combate. - El “ Ça ira ” es una cancioncilla animada, alegre –dijo el buen barón de Dietrich–. Lo que necesitamos es algo que anime a los hombres a entrar en la lucha sin miedo, a no dar cuartel al enemigo. Un himno que provoque verdadero terror en nuestros enemigos. Que sepan quiénes son los franceses y hasta dónde llegarán si se les provoca. Usted tiene conocimientos musicales, mi querido capitán. ¿Por qué no escribe algo?”. El capitán se sintió un tanto abrumado. Había escrito alguna cancioncita de campaña y poco más. Pero él también se sentía enardecido por el desafío de los extranjero

La Llama Eterna: Relato XLII -¡Rásquese hasta el hueso, Sergei!-

 Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade. - ¿Dónde estamos? –preguntó el Músico. - Dentro de su miedo –repuso una voz familiar. - Doctor Dahl, pero… ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? –le preguntó. - Yo no estoy ahí, sólo Usted. Es el miedo que ha levantado, como si fuese un Tipi indio. Y ahora, o no puede salir de él, o se siente demasiado cómodo dentro como para volver al Mundo. Descríbame cómo es ese miedo. El Compositor titubeó. - Aquí sólo hay bruma. No veo nada. - Mírese las manos; esas sí las verá, al menos. Dígame cómo están. - ¡Tampoco las veo! - Pues, muévalas; sienta sus dedos. Que la sangre discurra por ellos. Que respondan a cada latido de su corazón, como un pájaro en el nido que llamase a su madre. ¡Hágalo! Lo intentó, pero ni siquiera podía sentirlos; debían estar entumecidos. En realidad, en los últimos tiempos, había dejado hasta de tocar el piano. - No importa –repu

La Llama Eterna: Relato XLI - ¿Se han secado ya tus alas, Biquí? -

Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.      Satie y Suzanne, las dos “eses” que podrían unirse en un beso. Un embrión de pasión embotellada. Se hubieran intercambiado los nombres y nadie se hubiese dado cuenta: Erik Valadon, y Suzanne Satie ¿Es que nunca te cambias el traje? ¿Es que nunca hablas por dentro de la boca? ¿Siempre por fuera? Si yo fuera esa boca, devoraría los silencios inútiles entre las palabras. Satie; sólo Satie. Yo no le gusto a la gente, y la gente no me gusta a mí. Nunca habréis visto un desequilibrado más ecuánime que yo. Pianista de lupanar, reconvertido en intelectual de la Música. En realidad, nunca dejó de escribir canciones de burdel, sólo que las tocaba más lentas, como si fueran chistes verdes contados por Chopin. ¿No recordaba Suzanne aquella canción? Se la escuchó tocar a Él, en el Auberge du Clou , en Bass Pigalle ; el paraíso de la gente de “baja estofa”. Con sus lentes ahumadas, y su

La Llama Eterna: Relato XL – Genios y Figuras -

Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.      A pesar de que no todos los días uno tenía el privilegio de ver a Mozart, el Joven no estaba nervioso; sus Valedores, en cambio, sí que mostraban cierta inquietud. Llevaban ya casi una hora aguardando en el lujoso salón de la enésima casa que “El de Salzburgo” había alquilado en Viena; esta vez en el barrio de Hasengrund. El Joven se levantó y examinó la estancia. Dominada por una imponente mesa de billar, sobre la cual había diseminadas algunas partituras manuscritas, no faltaban en ella los manuscritos más refinados, cristalería de Bohemia, y tabaqueras y otros objetos rematados en nácar. El Músico examinó la obra en la que Mozart estaba trabajando, era una sinfonía en Sol Menor; alguien le pidió que no tocase aquello, puesto que el Maestro era muy susceptible en lo referente a sus composiciones “sin terminar”; y dejó los folios, tal y como los encontrase, en la mesa. Al

La Llama Eterna: Relato XXXIX –El Chocolate "amargo" del Canónigo-

  Texto extraído integramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.      El día que se presentó ante el Cabildo Catedralicio se quedaron sorprendidos. Hasta aquel instante algunos habían supuesto que era mudo, pues nunca le escucharon antes articular palabra alguna. El Canónigo Dussolier, lo recibió en su despacho, justo cuando estaba a punto de merendar un gran tazón de chocolate. Él nunca lo había probado pero, encontró el olor deliciosamente tentador, como una corriente de cálida sensualidad que penetrase por sus vías nasales, hasta lo más recóndito de su mente. En cambio, cuánto frío hacía siempre en el órgano de la Catedral. -¿Qué demonios quieres? –le espetó el Canónigo, mojando un bizcocho en el chocolate. Farfulló algo de irse a París, a imprimir no se qué. Por lo menos, eso es lo que Dussolier creyó entender; porque hablaba con los labios hacia dentro, como devorando las palabras a medida que las trataba de articular. Parecía un