La Llama Eterna: Relato V -La partitura-
Fuente: RNE Sinfonía de la Mañana (Martin Llade) El maestro sacó un cigarro de su petaca y lo encendió con parsimonia, el muchacho lo contempló expectante; acaso aguardando a que le invitara a uno, pero no fue el caso. Consciente de ello, el hombre le ofreció un caramelo de un estuche de nácar que guardaba en sus bolsillos. El niño no lo quiso. - Verás, amiguito –comenzó el hombre–, cuando yo tenía tu edad, más o menos, los Mombeli representaron Las Bodas de Fígaro de Marcos Portugal, en Bolonia. Yo estaba enamorado de una muchachita de catorce años, que estaba como loca con aquella obra, y deseaba con toda su alma poseer la partitura del Aria de la Condesa, del segundo acto. La obra no había sido impresa en Italia, pero me enteré de dónde tenía el copista su taller, y allí me presenté. Esperaba que mi candidez de adolescente le persuadiera de darme una copia de la dichosa Aria. El tipo me echó con “cajas destempladas” diciendo que tenía mucho trabajo. He de decir que