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Mostrando entradas de 2015

Resistencia: AVISO -NOTICE-

Quizá muy pronto alguien se suba al cajón más alto de la Humanidad para vocear que esto está muy mal, que es necesario un mayor "Esfuerzo Global" para evitar lo peor. Nada que no intuyamos todos, como cualquier animal cuando se acerca un desastre natural. Lo malo será que el Mensaje hablará de hecatombe, en su primera acepción, y llamará a la Comunión de unos para escamotear la Tormenta que se acerca y que, sin duda, limpiará la faz de la Tierra de aquellos que no sigan sus consignas. Querrá convertir el Cambio Climático en el nuevo Diluvio Universal, y llamará a construir una nueva Arca a la que sólo subirán los "creyentes". Quizá lleve razón en que estamos acelerando un proceso natural hasta convertirlo en irreversible, quizá proponga medidas de austeridad que palíen el efecto invernadero, y otras ultra-novedosas como por ejemplo: ir en bicicleta al trabajo. Tal vez  revele algún secreto científico que nos lleve a confiar en la inocuidad de la energía atómi

Resistencia. Derechos de Autor.

Seguro que no ha sido la primera vez que he leído este año la palabra "otoño", pero sí que lo ha sido refiriéndose expresamente al de este maravilloso año 2015 con el que todos estamos llenando nuestras vidas de experiencias inolvidables. Quien lo ha escrito, como en decenas de ocasiones anteriores, lo ha hecho con intención comercial, la palabrita le viene de perlas, como otras que también llenan sus galerías de voraces consumidores: familia, colegio, vacaciones, ... Y digo yo: si los mortales tenemos que pagar derechos de autor casi por tararear "Borriquito como tú" por la calle, ¿porqué se puede hacer uso comercial de las palabras sin pagar nada por ello? Bueno, por todas las palabras, obviamente no; pero sí por aquellas que suponen una necesidad esencial para las personas. Todos necesitamos vacaciones, familia, pero que nuestros hijos vuelvan al colegio, el otoño para reflexionar, muchos siguen necesitando la Navidad... Estas necesidades no deben utilizarse e

La plaga que "plega"

La garantía de nuestra supervivencia pasa por el control demográfico; y éste no llegará sin ateísmo. Las Religiones son una invención humana arcaica que justifica nuestro desprecio a este Mundo que nos cobija, bajo la falsa garantía de Otro Mundo Nuevo e Inagotable, perfecto; y para nosotros solitos. En resumen, la Solución: una Humanidad Poliétnica, pero ajustada en número a los recursos del Planeta, que sólo crea en sí misma porque conoce y admite sus debilidades y sus limitaciones, tan bien como sus virtudes y capacidades. Eso, o seguir arrasando un Planeta Huésped, esperando el milagro científico que, sin tener que ir soplando por el culo de un tubo, nos permita viajar a otro Planeta que devastar. Somos una plaga que "plega".

CRÓNICAS AFRICANAS. Capitulo II -Annobón. Entrar en África por la puerta "gatera"-

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La primera en la frente. En cuanto bajé del avión, comenzó mi aventura africana. Al mosqueo inicial del inesperado perfil "redondeado" de la isla de Bioko, con un enorme cráter "redondo" y lleno de agua negra en su centro, que me dio la impresión de que había huido de "Rotonda" para acabar en "Redonda", le sumé el bofetón de calor húmedo que recibí en cuanto comencé a bajar la escalerilla del McDonnell Douglas MD-80; pero eso no fue lo peor. No me extrañó que el resto del pasaje, en su totalidad de raza negra, me despertara en medio de un gran alboroto pocos minutos antes de aterrizar; claro que, como todos hablaban en bubi , o, fang , yo no entendía absolutamente nada.  <<Deben  llevar meses reprimiendo su lengua materna.  Será la alegría de volver a casa.>> pensé Me esforcé en sentir lo mismo. Después de más de tres millones de años de evolución malograda, el Australopithecus Afarensis , al fin volvía a casa. Jubiloso po

CRÓNICAS AFRICANAS. Capitulo I: Malabo, Puerta de África

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Amanece, y desde la ventanilla del avión observo una Tierra Nueva: la isla de Bioko. ¡Joder! ¡Es bastante Redonda! Y tiene extrañas formaciones circulares; eso me inquieta, no lo esperaba.  La bruma matinal se disuelve en segundos evaporada por el amanecer ecuatorial. Ya adivino el aeropuerto de Malabo. ¿Aeropuerto? No, puerta, la "Puerta de África". Continuará...

VAGABUNDO: - Rotonda desde el aire- CAPÍTULO XI Y ÚLTIMO.

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Desde la ventanilla del avión, Rotonda, azotada por el frío y cubierta de nieve, parece una cebolla partida por la mitad, con sus múltiples capas blancas y jugosas, y su corazón ligeramente verdoso, en cuyo centro ya apenas se adivina el minúsculo Agujero Negro que acabará por devorarla completamente.  Las cebollas partidas siempre me han hecho llorar. Lloro, pero mis lágrimas ya no riegan la tierra exhausta de Rotonda; no lo harán nunca más; ahora vuelan hacia el campo lejano donde un día brotara la semilla de la Humanidad. Dejo Rotonda.  Oiré los cantos de sus sirenas en sueños y despierto, pero no volveré a verla jamás, como no volvieron las oscuras golondrinas en cuanto se aprendieron nuestros nombres verdaderos: - ¿Armonía? No, Amenaza. - ¿Sostenibilidad? No,  Expoliación . - ¿Respeto? No,  Invasión. - ¿Naturalidad? No, Artificio. Porque yo también me he aprendido nuestros nombres auténticos:  - ¿Sabiduría? No, Fe. - ¿Cultura? No, Costumbre. - ¿Fraternidad? No, Ti

El gusano Pin

U na vez existió un país llamado Moréria, donde vivían dos hadas: Luz, un hada buena, y Rufa, un hada malvada. Todo iba bien en Moréria, porque el hada Luz, se encargaba de que Rufa no hiciera nada que estropeara demasiado la tranquilidad de sus habitantes. Para ello, se valía de su Magia más poderosa. Un día, que la niebla inundó la campiña; mientras Luz dormía, Rufa aprovechó para robarle el cofre donde guardaba su Magia. Cuando levantó la niebla, Luz despertó y se asustó mucho al comprobar que le habían robado. Enseguida sospechó de Rufa, así que fue a verla. Ésta, que no negó su mala acción, le dijo con prepotencia: ¾   Te devolveré tu magia si me traes el vestido más precioso que jamás se haya visto en Moréria. Y si no lo tengo antes de la próxima Luna Nueva, te convertiré a ti, y a todos tus amigos, en piedras grises para siempre. Incapaz de hacerle frente, Luz volvió desesperada al bosque donde vivía. Al encontrarse a sus amigos, rompió a llorar. Al verla t

VAGABUNDO X -Adiós a Rotonda-

Rotonda no es el Jardín del Eden, si no la patria distópica de los náufragos de nuestra Sociedad. Por mí, perdida en su memoria narcotizada por el agrio fermento de su dulce esperanza podrida, puede seguir vacía y olvidada por tanto tiempo como la casualidad desee. Mientras tanto, atado al mástil de mi comodidad, escucho en la noche cantos de sirenas de destellantes rojiazules, y la observo tan atraído como receloso: imaginándome vagabundeando por sus praderas verdes, buscando la atención de una juventud que ya no escucha a sus ancianos, o miccionando penitente entre los setos; y me aterrorizo pensando: <<ese no sería mi peor destino, el peor sería que en lugar de ser yo el náufrago, lo fuera alguno de mis hijos>>. Quizá la Humanidad lleva varios centenares de miles de años caminando por un sendero, no quiero decir equivocado, si no errado. Errados son los pasos que no conducen a ningún sitio, acaso a girar, una y otra vez, en torno a un espacio finito, el Paraíso.

LA LLAMA ETERNA: Relato XLV - Los tres “Ratas” -

 Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.    La Puerta del Sol, estaba a rebosar aquella tarde de enero, cada uno en su respectivo puesto, las manos hundidas en sus abrigos; contemplaban el trasiego del paisanaje humano, con aparente indiferencia. “El Piñata”, se encontraba frente a la Casa de Correos; “Canovitas”, en la parte que da a la Plaza Mayor; mientras que “Gurriato”, controlaba la zona a los parroquianos que se dirigían a la misa en “El Buen Suceso”. Había helado, y el pavimento deparaba desagradables sorpresas a los viandantes; por ejemplo, a una ancianita que resbaló y punto estuvo de dar con sus huesos en el suelo; “Gurriato”, la sujetó a tiempo, a lo que la anciana replicó con un agradecido encogimiento de hombros. “El Piñata”, miró la hora en el reloj de la Casa de Correos; pronto se haría de noche, y era menester ir pensando en la retirada. Abandonó su puesto, e hizo señas a los otros, que se l

La Llama Eterna: Relato XLIV – El prodigio del Argentino poco hablador -

Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.     Nadia Boulanger, había sido la primera en advertirlo. Tras ojear sus partituras por encima, se las devolvió torciendo el labio. - Es interesante –le advirtió–, pero, me temo que esa no es su voz. ¿Para qué quiere ser Usted Igor Stravinsky? Que yo sepa, ya existe uno en el Mundo. ¿Por qué dos? Trató de explicarle el impacto que había constituido para Él, “La Consagración de la Primavera”, y como su primitivismo, había despertado sus ganas de crear, de partir de la destrucción purificadora del fuego, para que reverdeciera en Él una personalidad musical. Era algo de lo que había hablado en muchas ocasiones con su maestro Ginastera. Boulange resopló. - Pero Usted, ya era músico antes de todo eso; y además, ¿no es argentino? ¿No proviene de ese maravilloso país de Gardel? Pues escriba esa música. Haga tangos y déjese de “consagraciones”, “petruskas” y “puchinelas”...

La Llama Eterna: Relato XLIII – ¡¡Vamos, Hijos de la Patria…!!

 Texto gentileza de Martín Llade, Director del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana"      Fue su amigo el alcalde de Estrasburgo el que le sugirió un canto patriótico que inflamase el coraje de los soldados ante la declaración de guerra del rey de Bohemia y de Hungría. Se habían enterado cinco días atrás de esta nueva provocación y la ciudad entera clamaba por entrar pronto en combate. - El “ Ça ira ” es una cancioncilla animada, alegre –dijo el buen barón de Dietrich–. Lo que necesitamos es algo que anime a los hombres a entrar en la lucha sin miedo, a no dar cuartel al enemigo. Un himno que provoque verdadero terror en nuestros enemigos. Que sepan quiénes son los franceses y hasta dónde llegarán si se les provoca. Usted tiene conocimientos musicales, mi querido capitán. ¿Por qué no escribe algo?”. El capitán se sintió un tanto abrumado. Había escrito alguna cancioncita de campaña y poco más. Pero él también se sentía enardecido por el desafío de los extranjero

La Llama Eterna: Relato XLII -¡Rásquese hasta el hueso, Sergei!-

 Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade. - ¿Dónde estamos? –preguntó el Músico. - Dentro de su miedo –repuso una voz familiar. - Doctor Dahl, pero… ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? –le preguntó. - Yo no estoy ahí, sólo Usted. Es el miedo que ha levantado, como si fuese un Tipi indio. Y ahora, o no puede salir de él, o se siente demasiado cómodo dentro como para volver al Mundo. Descríbame cómo es ese miedo. El Compositor titubeó. - Aquí sólo hay bruma. No veo nada. - Mírese las manos; esas sí las verá, al menos. Dígame cómo están. - ¡Tampoco las veo! - Pues, muévalas; sienta sus dedos. Que la sangre discurra por ellos. Que respondan a cada latido de su corazón, como un pájaro en el nido que llamase a su madre. ¡Hágalo! Lo intentó, pero ni siquiera podía sentirlos; debían estar entumecidos. En realidad, en los últimos tiempos, había dejado hasta de tocar el piano. - No importa –repu

La Llama Eterna: Relato XLI - ¿Se han secado ya tus alas, Biquí? -

Texto extraído íntegramente del programa de RNE: "Sinfonía de la Mañana", por Martín Llade.      Satie y Suzanne, las dos “eses” que podrían unirse en un beso. Un embrión de pasión embotellada. Se hubieran intercambiado los nombres y nadie se hubiese dado cuenta: Erik Valadon, y Suzanne Satie ¿Es que nunca te cambias el traje? ¿Es que nunca hablas por dentro de la boca? ¿Siempre por fuera? Si yo fuera esa boca, devoraría los silencios inútiles entre las palabras. Satie; sólo Satie. Yo no le gusto a la gente, y la gente no me gusta a mí. Nunca habréis visto un desequilibrado más ecuánime que yo. Pianista de lupanar, reconvertido en intelectual de la Música. En realidad, nunca dejó de escribir canciones de burdel, sólo que las tocaba más lentas, como si fueran chistes verdes contados por Chopin. ¿No recordaba Suzanne aquella canción? Se la escuchó tocar a Él, en el Auberge du Clou , en Bass Pigalle ; el paraíso de la gente de “baja estofa”. Con sus lentes ahumadas, y su