La Llama Eterna: Relato I -Libertad vs Lealtad-

   Fuente: RNE Sinfonía de la Mañana (Martin Llade)

    El milanés Ronconi, tenía especial predilección por la ópera de Bellini, no en vano se había dado a conocer de forma triunfal en Pavia como el “baldeburgo de la estraniera”. A partir de ese momento se convirtió en el barítono más cotizado de toda Italia, y era lógico que hubiera expectación por parte del público, por verle actuar en Génova; aunque más expectación tenía la policía de la ciudad, que le citó en comisaría pocas horas antes de la primera de las funciones, en el teatro Carlo Felichi.
Ronconi quiso saber cuáles eran. El Comisario sacó de su cajón un ejemplar del libreto garabateado con cruces rojas por muchas de sus páginas.

El Comisario repuso que bastaba con sustituirla por otra más inocente, y de mayor grado poético. Por ejemplo: Lealtad.

Y así, Ronconi, bien instruido por las Autoridades, se dispuso a presentarse ante el público genovés. Cuando debía cantar el dúo “suonni la tromba” en Puritani, se vio en la tesitura de tener que obedecer la orden, pues el personaje decía textualmente: “gritando Libertad”.
Sin embargo, al ver los rostros de los presentes, que obviamente esperaban que diera lo mejor de sí, el artista pudo con el hombre, y acabó respetando el texto.
Y tal y como intuyera, el teatro se caía de los aplausos. Al fin y al cabo, ¿qué podían hacerle por una minucia semejante?
Al caer el telón, cuatro policías se echaron sobre él en el mismo escenario. Entre bambalinas, lo aguardaba el Comisario sin perder la sonrisa.

La memoria y los huesos, porque lo tuvieron en una celda helada durante tres días, a base de agua y pan duro.
El único consuelo que le quedó a Ronconi, fue que los genoveses tenían ahora más interés en verle cantar,  y así, poco tiempo después fue invitado de nuevamente a la ciudad para catar el Bel Cuore, en Elixir de Amor.
El problema es que este personaje aludía también a la dichosa Libertad, concretamente cantaba el siguiente texto: “vende la Libertad, se te haces soldado”; para describir que Nemorino se alistaba en el ejército, a cambio de un dinero que le permitiera comprar el Elixir del Amor.
Ni corto, ni perezoso, y con la memoria bien refrescada, Ronconi quiso evitarse un nuevo problema, y el día de la primera función, bien obediente, sustituyó la palabra prohibida por la permitida. Y en sí cantó lo siguiente: “vende la Lealtad, si te haces soldado”.
Esto, desde luego, provocó tales  carcajadas en el público, que por poco tuvo que pararse la representación. En todo caso, Ronconi suspiró aliviado.

Sin embargo, este sentimiento duró poco, pues, apenas hubo caído el telón, fue nuevamente detenido; y es que, las Autoridades genovesas, encontraban altamente sospechoso y subversivo, aquella alusión a que la Lealtad pudiera venderse.

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