ACEPCIONES. Capítulo 2 --La Consciencia--

2 La Consciencia.
La Consciencia es la percepción de cualquier Deseo como propio. Véase también: el Alma (2.6).

2.1 La Conciencia.
La Conciencia es la juez de la Consciencia.

2.1.1 La Inconsciencia.
Es un estado accidental y alterado del Ser, en el que se pierde transitoria o definitivamente la Consciencia. Difiere del Sueño porque durante la Inconsciencia se pierde total o parcialmente el contacto con la Memoria almacenada y, o no se Sueña (7.1.6), o no se hace correctamente, por lo que, al recuperar la Consciencia, se corre el riesgo de de haber perdido la Identidad del propio del Ser. Amnesia ().

2.1.1.1 Inconsciencia inducida.
Es aquella a la que se llega por la interacción, voluntaria o forzada, del Ser con Materias  o Deseos Psicotrópicos (Drogas, Hipnosis, Fanatismo, …) capaz de inducir al Sueño en estado Consciente, alterando su función de tal modo que se permite a la Conciencia jugar libremente con la Memoria Real almacenada: construyendo Recuerdos () Reales () e Irreales (), generando Visiones (), que dependerán de su capacidad de Imaginación (); pudiendo, durante el proceso, quedar almacenado todo ello como Memoria Verdadera, lo que puede dar lugar a graves alteraciones del Ser como la Paranoia, la Esquizofrenia y la Locura. En este estado es el único en el que el Ser puede “soñar” que es otro Ser, pudiendo, al “despertar”, sufrir un cambio de Personalidad () irreversible.

2.1.1.2 Inconsciencia Colectiva.
Es la amplificación de los factores desencadenantes de la Inconsciencia Inducida individual, por la exposición simultánea de un Colectivo Humano (), produciendo de un modo mucho más eficaz, la alteración unánime en la percepción del Ser de varios e incluso todos los Seres Humanos expuestos; que puede desencadenar en la Paranoia y la Locura Colectivas (). Los factores Psicotrópicos que pueden inducirla son: Materiales (Drogas, necesidad extrema de Agua, Alimentos, …), o de Deseo (Religión, Política, Hipnosis Colectiva, Deporte, Familia, …).
2.1.2 La Memoria.
Corresponde al registro en el Subconsciente (2.4) de todos los Deseos cumplidos del Ser, ya sea como Sucesos Reales (6.2.1.1) o Sucesos Verdaderos (6.2.1.2).

2.1.2.1 Memoria Real.
Es el registro de los Sucesos Reales que el Ser Observa (7.1.15) de modo Consciente: acontecimientos, vivencias, observaciones, aprendizajes, sueños conscientes…; y también las observaciones del Ser de modo Inconsciente: sueños inconscientes, sensaciones,  alucinaciones, “déjà-vu”, recuerdos colectivos... que el Ser registra como Memoria Real. La Memoria Real pertenece en exclusiva al Ser.

2.1.2.2 Memoria Verdadera.
Es la Memoria del Arquitecto que, como Ser, registra todos sus Deseos cumplidos como Sucesos Verdaderos. La Memoria Verdadera pertenece al Arquitecto, pero reside como Memoria Colectiva () en todos los Seres Deseados por él.

2.1.2.3 Memoria Colectiva.
El la Memoria Verdadera distribuida entre todos los Seres. A veces, el Arquitecto permite a la Consciencia de los Seres el acceso restringido a la Memoria Colectiva para crear Recuerdos Colectivos () que permitan el desarrollo de Ideas Colectivas ().

2.1.3 Los Recuerdos.
Son la forma que adopta la Consciencia de cada Ser en cada momento.
2.1.3.1 Los Recuerdos Reales.
El Ser, de modo consciente, construye Recuerdos con los ladrillos de su Memoria Real.

2.1.3.2 Los Recuerdos Verdaderos.
Son los Recuerdos del Arquitecto.

2.2 La Inteligencia.
Es la capacidad de conseguir Felicidad de modo recurrente, sin perjudicar a nadie ni a nada. La Inteligencia pertenece a los Seres (7) que tienen la Conciencia (2.1) Sana ().

2.2.1 La Felicidad.
Es el logro mantenido de auto-aceptación, alcanzado sólo a través de la Inteligencia.

2.2.2 La Desgracia.
Es el resultado de actuar sin Inteligencia. A veces es el propio Arquitecto (-1), quien, seducido por el Enigma (9), actúa sin inteligencia y construye desgracias que afectan a los Seres (7).

2.2.3 El Bien.
Es cualquier acto inteligente realizado, obviamente, para alcanzar la Felicidad.

2.2.4 El Mal.
Es cualquier acto, que aún inteligente en apariencia, no lo es, por no observar la máxima de no perjudicar a nadie ni a nada. El Mal se produce por la Conciencia (2.1) Enferma () debida al Triunfo () del Enigma (9) sobre el Arquitecto (-1), el Silencio (9.1) sobre la Música (8.1), El Orden (6.5) sobre el Caos (6.6),…; dando como resultado un Deseo (1) permanente de Felicidad inalcanzable.

2.3 El Sexo.
Es la relación entre dos o más individu@s, destinada a inhibir mutua y transitoriamente la Consciencia y la Conciencia, para obtener un momento reversible de “Deseo de No Ser” (pequeña muerte).

2.4 El Subconsciente.
Es la Consciencia del Arquitecto residente en todos los Seres.

2.4.1 El Subconsciente Humano.
Es la Consciencia del Arquitecto residente en todos los Seres Humanos.

2.4.2 El Subconsciente Colectivo Humano.
Es la permanencia material de todos los recuerdos del Arquitecto en la Genética de los Seres Humanos. 

2.5 El Alma.
Es la Consciencia del Arquitecto Residente en el Ser Animado (2.5), que el Arquitecto le deja gestionar autónomamente mientas el Ser Animado vive, convirtiéndose en su Consciencia (2), y que, cuando muere, éste debe devolver al Arquitecto. El Alma es la cosecha del Arquitecto.

2.5.1 El Alma Humana.
Es la Consciencia Humana, y es la parte de la Consciencia del Arquitecto Residente en el Ser Humano (2.5.1), que el Arquitecto cede al Ser Humano mientras vive, con el objeto de que la utilice mediante el ejercicio del Libre Albedrío (2.5.1.1). El Ser Humano la devuelve al morir, así el Arquitecto enriquece su Consciencia con experiencias ajenas libres.  

2.5.1.1 El Libre Albedrío.
El Ser Humano es Libre (1.3.1) para hacer con su Alma lo que su Conciencia (2.1) le consienta, el resultado siempre será aceptado por el Arquitecto. El Alma Humana, seguramente constituye uno de sus alimentos más preciados para construir la Armonía Universal ().

2.5.1.2 La Muerte Humana.
Es el acto en el que el Ser Humano devuelve el Alma al Arquitecto en el momento de Morir (7.1.12). El fruto de la Consciencia del Ser Humano puede ser agradable o no al Arquitecto, pero no premia ni castiga al Ser Humano por ello; pues, en cuanto éste le devuelve el Alma, ya no es un Ser Humano.

2.5.1.3 La Resurrección.
Con las Almas Humanas, el Arquitecto elabora nuevos Deseos y construye nuevas Consciencias Humanas, cuya composición le dicta su Conciencia, en el ejercicio de su propio Libre Albedrío. Cuando, a su gusto, obtiene una mala cosecha de Almas Humanas, normalmente fruto de vidas demasiado tiempo expuestas a la acción del Orden (6.5) o del Enigma (9), el Arquitecto acelera el Ciclo Vital de la Humanidad () con el objeto de disponer de Almas jóvenes menos elaboradas, que amortigüen el enrarecimiento global de la Armonía Universal () amenazada por el Orden (6.5) y el Silencio (9.1). Algo así como arreglar un vino demasiado rancio con una añada joven.

2.6 El Yo.
Yo he estado durmiendo. Yo he tenido un sueño: viajábamos mi esposa y Yo, solos. Yo conducía. Íbamos muy despacio, por un camino flanqueado por árboles; pinos grandes, viejos y con sus troncos retorcidos. Hablábamos de trivialidades, de mi trabajo. Como siempre, Yo dirigía la conversación, con elocuencia y cierta vehemencia. Ella disfrutaba mirando el paisaje con su acostumbrada dulzura y serenidad, y como, la “puñetera”, es capaz de hacer varias cosas a la vez, me seguía la conversación y tecleaba mensajes a nuestra hija.
Atolondrado por mi disertación, Yo tomé un desvío y me acerqué a la orilla de un lago. La superficie era tensa y oscura. Pulida; en ella se reflejaban, el Sol, las plantas acuáticas y los montes circundantes. Nuestro camino, atravesando una ligera pendiente de césped, parecía terminar en la orilla. Yo seguí conduciendo hasta pisar el agua con las ruedas delanteras. Yo, miré y pude ver que el camino se introducía en el agua. Sin parecerme demasiado extraño, Yo decidí seguir; quizá porque, un poco más adentro, detrás de unos carrizos, flotaba otro coche que había tomado la misma decisión. ¡Que gozada! Parecía un sueño. No demasiado preocupados por el prodigio, avanzamos detrás del otro coche que se dirigía lentamente hacia una rampa de cemento que salía del agua en la otra orilla, no demasiado lejos. Entonces, Yo pensé: <<si se mete agua por el tubo de escape se parará el motor y no podré llegar a la rampa>> y Yo, aceleré. El auto, en lugar de “navegar” más rápido, comenzó a oscilar de adelante a atrás. Ella y Yo nos asustamos un poco, así que Yo levanté el pié del acelerador, y el coche, poco a poco, se estabilizó. Nos tranquilizamos. Yo miré a mi alrededor y pude ver otros coches que flotaban en el lago erráticamente. Sus ocupantes parecían disfrutar del “crucero”; demasiado inertes, quizá. Arrastrados por el impulso inicial, y precedidos por el otro coche, grande y negro, nos íbamos aproximando a la rampa de salida. Yo ya estaba impaciente por llegar. Al fin el otro coche alcanzó la rampa, luchó por salir, pero apenas avanzaba. Yo me aproximaba a él, si Yo llegaba antes de que él saliese del agua, chocaría, me frenaría y perdería el impulso necesario para salir. Desesperado: Yo le increpé. Pareció surtir efecto, el tipo de delante sacó del agua su coche alto, negro y bien calzado; paró y bajó a observarme, era mayor, obeso, repeinado y bien vestido; subió de nuevo a su coche y se largó a toda prisa. Al fin, sin más contratiempos, Yo alcancé la rampa, de pronto, Yo sentí que los bajos de mi auto raspaban con la rampa. <<Malas noticias>> --Pensé Yo, y Yo me preocupé, pero Yo enseguida sentí que las ruedas tocaban suelo. Esperanzado, Yo aceleré. Nada: las ruedas resbalaban en el cemento liso y mojado. Yo volví a acelerar y las ruedas chirriaron, pero apenas se elevó el morro del auto. Ella y Yo nos miramos angustiados. Yo Aceleré más y más, las ruedas levantaron cortinas de agua y chirriaron. Chirriaban las ruedas y su chirriar se convirtió en el cantar de los pájaros al otro lado de mi ventaba. Yo me había despertado.
En lo primero que pensé fue en la película “La Cabina” de Antonio Mercero.
Luego Yo me pregunté: ¿Si, Yo soñaba, Yo conducía, Yo decidía, Yo disfrutaba, Yo sufría, Yo aceleraba, Yo miraba, Yo increpaba? ¿Quién hizo pasar mi camino por el lago? ¿Quién me enajenó hasta hacerme creer que mi auto flotaría? Y, lo que es más preocupante: ¿quién decidió que mi coche podía funcionar con el tubo de escape inundado pero no podría salir por la rampa?

Hasta hoy estaba convencido de que, para bien o para mal, yo era dueño de mi destino; ahora no lo tengo tan claro. Si alguien o algo es capaz de engañarnos hasta meternos en una trampa mortal: ¿Dónde quedan la identidad del Yo y el Libre Albedrío (2.5.1.1)?

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