El Tesoro de Puerta Cinegia.

Hace años, tomaba a diario el autobús en la Plaza de España, frente al espacio vacío, demolido y cercado, donde ahora se encuentra el centro comercial Puerta Cinegia. 

Mientras aguardaba a que llegase el urbano, observaba de reojo algo que durante un tiempo me hizo soñar despierto: se trataba de una caja fuerte empotrada en uno de los muros descarnados que delimitaban el solar en obras citado; antes, tabique norte de un tercer piso, aún recubierto por jirones medio despegados de un papel pintado, horroroso. Lo que más me intrigaba era que, a pesar de que hacía meses que los obreros habían derribado los pisos, la caja permanecía cerrada. Qué honrados los obreros pensaba. Seguro que está vacía, me decía a mi mismo; pero…, y si unos por otros, nadie intentó abrirla; ahora, a esa altura ya nadie llega. ¿Qué tendrá dentro? Seguramente documentos de algún comerciante de ultramarinos finos (¡Cómo me gusta esta palabra!) de los que había en el Coso. Quién sabe si dinero antiguo. De regreso a casa, me abstraía imaginando qué tesoros podía guardar, y cómo podría ingeniárselas un ladrón o un curioso enfermizo para hacerse con ellos. 

Al poco me trasladaron, y me olvidé del asunto. Unos años después, a mi vuelta, todo había desaparecido bajo un edificio moderno, bueno todo no, aparecieron restos arqueológicos que pueden verse bajo el suelo acristalado del pasaje. Pero de la caja y su tesoro: ni rastro.

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