Agua, II: Aquademia.

Hay aspectos de la cultura humana que precisan de una atención especial, tal era el caso de la seguridad laboral que, ante la sangría de accidentes de trabajo, hizo necesaria una legislación penal de urgencia para los responsables y una formación tardía, intensiva y recurrente de todos los trabajadores, hasta conseguir una reducción drástica de los accidentes de trabajo. La Cultura de Seguridad todavía no es asignatura troncal en la educación primaria, así nos va aún. Pero, a lo que iba, ¿y la Cultura del Agua? ¿Como andamos de ésta? Mal. La urbanización de la Sociedad nos ha separado de la preocupación por el agua y nos ha convencido de que es un producto de consumo que otros fabrican y nos ponen en casa a un precio asequible, pero cada vez más ligado a los caprichos liberales de modo que, algún día, no todos tendremos capacidad de adquirir agua de calidad. ¡Pues no señor! Agua potable para beber, aire limpio para respirar y el suelo firme donde pisar, son derechos inalienables de todos los seres vivos de éste planeta; y no puede ser que tengamos que pagar más por agua más dulce, aire más limpio o tierra que no se inunde. Quien ensucie el agua, apeste el aire, o desborde los ríos, que se haga responsable. Nacemos con la convicción de que estamos en un planeta muy favorable para la vida y con recursos inagotables. Antes, nuestros progenitores se encargaban de convencernos de lo contrario, con permanentes consejos de Seguridad ante los innumerables peligros que nos depara este planeta que, seguramente, no es el nuestro y con advertencias permanentes de que el Agua, igual que sobra puede faltar. Pero eso se ha perdido: primero, con el ánimo de la dominación del planeta, nos convencieron de que la seguridad no es tan importante y morir por una causa (con frecuencia ajena) era noble y tenía recompensa eterna; luego, que los recursos estaban ahí para nuestro beneficio (que casi siempre era el de otros). La Cultura de la Seguridad ha vuelto tímidamente porque era políticamente incorrecto que los ladrillos y los coches se manchen con sangre, pero en el caso de los recursos esenciales todavía ni se ha empezado. No debemos permitir que la ausencia o la perturbación de una Cultura del Agua ancestral nos convenza de que somos súbditos de intereses ajenos. Es necesario que vuelvan los buenos consejos y el respeto al elemento que nos da la vida. En esto Acuademia va ha ser pionera docente. Vayan por delante mi modesto agradecimiento y ánimo. Pido disculpas por mi extensión, pero es que me emociona esta iniciativa. Nota: lo aquí expresado es mi humilde opinión que no tiene porqué ser compartida por Acuademia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Llama Eterna: Relato XVI –La Bendición Gitana–

ANARQUIA. Mensaje para los nacionalismos hegemónicos y colonizadores

POLVO DE ESTRELLA ROJA CON EL CORAZÓN BLANCO